
Teresa Millàs y Maria Regás, las manos expertas tras el Museu de la Confitura.
Las confiteras de un pueblo de Girona que endulzan la alta cocina con sus 'mermeladas de museo'
Teresa Millàs y Maria Regás, tras el Museu de la Confitura de Torrent, comparten en el libro 'Mermeladas y confituras' los secretos para elaborar confituras, jaleas, chutneys y compotas con ingredientes naturales y de la más alta calidad.
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En un pequeño rincón del Baix Empordà, en el pintoresco pueblo de Torrent, se elabora un producto que ha conquistado a algunos de los chefs más prestigiosos del mundo. Desde los fogones de restaurantes con estrellas Michelin hasta los exquisitos desayunos de hoteles de lujo, las mermeladas del Museu de la Confitura han trascendido su propósito tradicional para convertirse en ingredientes imprescindibles de la alta gastronomía.
Este templo de los sabores dulces y agridulces fue fundado en 2004 por Georgina Regàs, una visionaria de la cocina que entendió la confitura como un arte y no solo como una manera de conservar frutas. Tras su fallecimiento en 2022, el legado pasó a manos de Juan Regàs y su hija Maria Regàs, quienes han sabido mantener viva la esencia del proyecto mientras lo impulsaban hacia nuevos horizontes culinarios.
Del tarro al plato: la evolución de la confitura
Las confituras del Museu no son simples acompañantes de una tostada. En sus más de 150 variedades, se pueden encontrar combinaciones tan inesperadas como pomelo con ginebra Beefeater, arándano rojo con violeta, pera con almendra tierna y Amaretto, o incluso tomate con queso de oveja y flor de orégano. Estas mezclas han llamado la atención de chefs de renombre como Albert Adrià, Ramón Freixa, Jordi Cruz y los hermanos Roca, quienes han incorporado estos productos a sus creaciones gastronómicas.

Mermelada de tomate con queso de oveja y flor de orégano.
Para Adrià, el Museu creó una sofisticada mermelada de limón, Earl Grey y jengibre, mientras que Freixa se inclinó por una confitura de manzana, romero y pino, una combinación que evoca los aromas de un bosque mediterráneo. Estas elaboraciones han convertido las confituras en ingredientes de maridaje para platos salados, desde salsas para carnes y quesos hasta emulsiones para cócteles.
El secreto del éxito: artesanía y experimentación
El método de producción sigue siendo artesanal, con frutas de calidad seleccionadas y procesos que respetan los tiempos de cocción adecuados para preservar aromas y texturas. Pero el Museu de la Confitura no solo se aferra a la tradición: su filosofía es evolucionar, explorar nuevas posibilidades y encontrar el equilibrio perfecto entre lo dulce y lo salado, lo ácido y lo especiado.

El amplio catálogo de mermeladas que elaboran en el Museu de la confitura.
Esta búsqueda constante ha llevado a que sus productos se encuentren en las mesas de los hoteles más exclusivos, como el Mandarin Oriental, el Majestic, el Mas de Torrent o el Claris, donde forman parte de los desayunos de los huéspedes más exigentes.
Un legado con futuro
Más que un negocio, el Museu de la Confitura es un centro de experimentación gastronómica donde se reinterpretan sabores y se reinventan usos para un producto tan clásico como la mermelada. Y para recoger toda esta labor y patrimonio, acaban de publicar su libro, con motivo del vigésimo aniversario, que contiene no solo recetas, sino también historias y técnicas que permiten entender la confitura como una expresión cultural y gastronómica.