Beatriz recibe una pensión no contributiva en Vera.

Beatriz recibe una pensión no contributiva en Vera.

Sociedad

Beatriz, de 78 años, sobrevive vendiendo verduras en Almería: "He trabajado toda la vida y ahora no tengo nada asegurado"

A pesar de una vida de trabajo constante y sacrificios, muchas personas mayores enfrentan una situación que les impide acceder a pensiones dignas.

Más información: Miguel Sebastián, exministro, habla claro sobre el gasto en defensa: “Habría que gastar al menos 460 dólares per cápita”

Publicada

En España, más de 300.000 personas reciben pensiones no contributivas, las más bajas del sistema. Estas están destinadas a quienes no cotizaron lo suficiente durante su vida laboral.

La gran mayoría de estas personas sí trabajaron, pero en empleos sin contrato o sin cotización: en casas, campos, bares o cuidando a familiares. Al llegar la vejez, ese esfuerzo no se traduce en seguridad económica.

Muchos de ellos reciben apenas entre 400 y 500 euros al mes, lo que hace casi imposible cubrir sus necesidades básicas. A esto se suman los retrasos administrativos, la desinformación y la burocracia, lo que agrava aún más su situación.

El caso de Beatriz

Beatriz, de 78 años, es uno de esos casos. En un vídeo compartido en redes sociales, relata su difícil situación. Día tras día, vende verduras en las calles de Almería. No por diversión ni para mantenerse activa, sino porque no tiene otro ingreso.

“Tengo una pensión no contributiva. La he pedido dos veces, una de ellas en Vera, porque he estado viviendo allí muchos años”, cuenta. Allí, finalmente se la concedieron, lo que le permitió comenzar a cobrarla.

Pero después se mudó a Los Gallardos, también en la provincia de Almería. Eso supuso tener que volver a solicitar la pensión en la nueva localidad. "Como luego me fui a vivir a Los Gallardos, me la pusieron allí. Y en Los Gallardos lleva ya un año y pico, y no me han dado ninguna contestación", explica.

Es decir, lleva más de un año sin cobrar la nueva pensión que le corresponde. Mientras tanto, Beatriz sigue adelante con lo poco que obtiene vendiendo productos de su tierra.

A pesar de haber trabajado desde joven, Beatriz nunca alcanzó los años de cotización necesarios para acceder a una pensión contributiva. Comenzó a trabajar antes de alcanzar la edad mínima requerida, primero cuidando a sus hermanos y más tarde en la hostelería.

Esta trayectoria refleja la de muchas mujeres de su generación, como ella misma explica: “He trabajado desde que era pequeña, primero cuidando a mis hermanos y luego en la hostelería. He pasado mucho”.

De este modo, se forjó toda una vida de trabajo duro, marcada por la ausencia de derechos laborales asegurados y la falta de garantías que deberían haber respaldado su esfuerzo.

He trabajado mucho y no tengo casi nada asegurado", comenta. Y no es una exageración. También trabajó fuera de su tierra, en Benahavís, una localidad de la provincia de Málaga. “Trabajábamos el día entero y no teníamos nada más que cuatro horas al día de descanso", describe.

El problema de la cotización

Durante el vídeo, cuando le preguntan si al menos le cotizaban todas las horas que trabajaba, Beatriz baja la mirada y niega con la cabeza: “La culpa es mía, que me tenía que haber preocupado de asegurarme”.

Aunque asume la responsabilidad, está claro que el sistema nunca facilitó que mujeres como ella pudieran reclamar lo que les correspondía. “Tenía que llevar una casa para delante, dos hijos y el trocito de tierra de mi padre”, añade.

Hoy, con casi 80 años, Beatriz sigue trabajando, porque no tiene otra opción. A pesar de haber tenido su pensión concedida, ahora lleva meses esperando que los trámites administrativos finalmente se resuelvan.