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Salud y Bienestar

Borja Quiroga, nefrólogo: "Este café es muy perjudicial para nuestra salud, está recubierto de azúcar"

La elección del café adecuado no solo influye en el sabor, sino también en los efectos que la bebida tendrá sobre el bienestar a largo plazo.

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Según un último informe sobre los "Hábitos de Consumo de Café en España" realizado por la cadena Café & Té, el 63 % de los españoles mayores de 15 años declara tomar al menos un café diario. Una cifra que, aunque resulte sorprendente, está muy lejos de otros países del mundo: el consumo de café por persona en nuestro país es de 3 kilos, mientras que en Finlandia, por ejemplo, asciende a los 8,2 kilos.

Esta gran popularidad ha llevado a la aparición de una gran variedad de tipos, marcas y formas de tomarlo. Tenemos café instantáneo, americano, premolido o en grano, en cápsulas e incluso ya preparado para llevar. Si bien es cierto que muchas de estas preparaciones destacan por su sabor, no son precisamente las más saludables.

En este aspecto, el café torrefacto, a pesar de ser uno de los más consumidos en España, es un café de sabor amargo y puede llegar a ser perjudicial para la salud. Así lo confirma el nefrólogo y doctor en medicina Borja Quiroga, quien confiesa que "está recubierto de azúcar" y que, en su lugar, la mejor opción es el café natural.

Las desventajas del café torrefacto en España

En España se toman diferentes tipos de café según el tipo de elaboración. Los tres más destacados son el natural, de mezcla y el torrefacto. Estas diferencias no solo afectan al sabor de la bebida, sino que pueden tener diferentes efectos sobre la salud debido a la forma en la que se procesan los granos.

Aunque aparentemente todos pueden parecer lo mismo, los expertos llevan años tratando de concienciar sobre el café torrefacto y su recubrimiento de azúcar. Esta técnica, aunque popular en los supermercados de España, altera la calidad del grano y genera compuestos perjudiciales para el organismo.

El proceso de torrefacción consiste en añadir azúcar a los granos de café antes de tostarlos, lo que provoca que el azúcar se caramelice y cree una capa oscura alrededor del grano. Este tipo de tueste se ideó por razones económicas, para tener la misma cantidad de producto utilizando menos café y porque era más fácil de conservar.

A pesar de que hace años podría entenderse su consumo, especialmente por el desconocimiento al respecto, lo que resulta más inexplicable es que este tipo de tueste siga siendo tan consumido en España, sobre todo en hostelería. El resultado de esta técnica es un producto con un sabor más amargo y una cantidad mayor de compuestos que pueden ser nocivos para la salud.

Al quemarse el azúcar durante el tostado, se generan sustancias como la acrilamida, un compuesto químico que en grandes cantidades puede tener efectos negativos en el organismo y que, además, diferentes agencias como la EPA, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), han concluido que es probablemente carcinogénica en seres humanos.

El consumo frecuente de café torrefacto puede contribuir a problemas digestivos debido a su mayor acidez y al exceso de sustancias resultantes de la caramelización. La calidad del café se ve comprometida, ya que el proceso de torrefacción enmascara los matices naturales del grano.

Según el experto Borja Quiroga, en su lugar lo que tenemos que hacer es tomar café natural, es decir, aquel que se tuesta sin añadidos, permitiendo que se conserven sus aromas y sabores originales. Este tipo no solo es más saludable, sino que también proporciona un sabor más auténtico.

Además, el nefrólogo confiesa que, si además se tiene la posibilidad de comprar el grano entero y molerlo justo antes de prepararlo, es "mejor", ya que se potenciarán aún más sus características.

La molienda fresca permite que los aceites esenciales y los compuestos aromáticos del café se conserven mejor, lo que se traduce en una taza con más cuerpo y un sabor más intenso. El almacenamiento del café molido, en cambio, hace que pierda rápidamente sus propiedades debido a la oxidación y la volatilización de sus compuestos aromáticos.