Un ciudadano marroquí con muletas.

Un ciudadano marroquí con muletas.

Sociedad

Abdul, marroquí, cojo y trabaja 50 horas semanales: “Yo no quiero ayudas, no me gusta vivir del Estado”

EL ESPAÑOL ha podido contactar con este ciudadano que, por un accidente de tráfico, lleva casi 30 años apoyado en sus dos muletas.

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Es muy temprano y Abdul, un ciudadano marroquí de 56 años, está esperando en la parada de autobús del parque de San Agustín del Guadalix, un municipio ubicado en el norte de la Comunidad de Madrid. Cada día, ayudado por sus muletas, baja a Madrid para trabajar en un taller que fabrica ropa para policías, militares y guardias civiles.

Este ciudadano lleva varias décadas viviendo en España, pero en 1997, en un viaje de vuelta a Marruecos para ver a su familia, sufrió un grave accidente de coche que le dejó cojo para siempre. Casi treinta años después, a pesar de su limitación física, mantiene el espíritu de lucha, las ganas de trabajar y la sonrisa.

EL ESPAÑOL ha podido hablar con él en la estación de metro de Plaza Castilla, fin de trayecto de la gran mayoría de autobuses de la zona norte de la Comunidad. Eso sí, si llueve, como ha ocurrido durante el último mes en la capital, la hora de llegada se retrasa por el tráfico y el intercambiador se convierte en un enjambre de personas con mucha prisa.

"Todos los días vengo en autobús a Madrid con las muletas. Es un poco difícil porque el autobús está lleno y tengo que arreglármelas para que me dejen sentarme", nos cuenta Abdul. Y añade que está todo el día fuera de casa entre el trabajo y el transporte público: "Empiezo a trabajar en el taller a las 8 de la mañana, pero me gusta llegar con tiempo. Salgo de trabajar alrededor de las seis de la tarde, depende del día".

Aunque legalmente el máximo de horas que un empleado puede realizar en España son 40, e incluso menos con la nueva reforma de 37,5 horas impulsada por el Gobierno, nuestro protagonista explica que no le queda otra opción que alargar su jornada, en algunas ocasiones, más de 50 horas a la semana, y que está encantado de poder trabajar y "ganarse la vida".

No quiere vivir del Estado

"En el taller, que está en Carabanchel, hacemos ropa para la Policía, para militares y también para los guardias civiles. Preparamos los pedidos y luego ellos los recogen", narra Abdul.

"A mí me gusta ir a trabajar, no me gusta vivir de las ayudas del Estado. Aunque esté cojo, puedo trabajar. Entiendo que otra gente quiera vivir de subvenciones, pero yo quiero aportar", indica el entrevistado.

Grave accidente

Aunque tiene dudas con la fecha concreta, finalmente Abdul recuerda que el accidente de coche que le dejó con problemas de movilidad en ambas piernas tuvo lugar en 1997.

"Yo ya estaba viviendo en España, pero quería volver a Marruecos unos días para ver a mi familia, iba con prisa, y tuve un accidente fuerte con el coche. Me quedé cojo, desde entonces las muletas son mis compañeras de vida", relata a El ESPAÑOL.

Finalmente, dejamos que Abdul continúe su jornada y nos despedimos de él enfrente de los tornos mientras que él avanza hacia el concurrido metro de Plaza Castilla.

Todos hemos escuchado alguna vez que los inmigrantes cobran la "pagüita" y que la economía iría mejor si redujéramos las ayudas, pero este ciudadano muestra todo lo contrario y desmiente el mito de que los extranjeros vienen a España a cobrar subvenciones. "Buenos días y gracias", se despide Abdul de nosotros con amabilidad. Y otro día más va de camino al trabajo con una sonrisa inspiradora.