
La Romareda recibe al Real Zaragoza. E.E.
La emoción del himno, el profundo abrazo de liberación y la comunión entre el Real Zaragoza y su gente
La Romareda ha tenido un papel fundamental en la victoria de los blanquillos ante el Mirandés.
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Este domingo se ha vuelto a vivir una de esas jornadas que quedarán en el recuerdo del zaragocismo por la comunión, y sobre todo, por la fiesta final. Por fin, La Romareda ha celebrado una victoria de su equipo varios meses después. No lo hacía desde el 21 de diciembre, cuando el Real Zaragoza venció con el mismo resultado al Racing de Ferrol, con David Navarro de entrenador y cuando los objetivos eran otros.
Todavía queda mucho por delante, pero el primer paso se ha dado este domingo. Y era fundamental. El vestuario del Real Zaragoza, desde la llegada de Gabi, hablaba de esa necesidad de ganar para liberarse, para quitar la presión y para que los jugadores lograrán desbloquearse. No fue la semana pasada, ni ante el Córdoba ni ante el Racing de Santander. Pero sí ha sido esta tarde, ante otro rival de la zona alta, el Mirandés de Alessio Lisci. Así pues, los maños evitan caer en descenso, que se queda a un punto.
Protagonistas varios ha habido en el triunfo. Uno de ellos, claro, ha sido Jair Amador, autor del gol. Su tanto de cabeza en un córner puesto por Dani Tasende se ha celebrado como hacía mucho que no se celebraba un gol.
Pero, el actor principal de la jornada ha sido la afición. Desde hace días, el zaragocismo se movilizaba en redes sociales para que nadie fallara a la cita para apoyar al equipo. “Zaragoza nunca se rinde” o “traidor el que se rinda” eran algunos de los lemas que se escribían y difundían.
Este sábado, el equipo entrenaba a puerta abierta en La Romareda como otra forma de incentivar la comunión entre el Real Zaragoza y la afición. El ambiente fue espectacular y los jugadores contaron con la energía y aliento de los suyos de cara a la gran final.
El Zaragoza no iba a estar solo y las entradas se agotaban en El Municipal. A pesar de la hora, la respuesta estaba a la altura de lo que se esperaba. Cuando los jugadores salían al campo se vivía uno de los momentos más bonitos y emotivos: el himno a capela con las bufandas al aire. Todo el estadio aportaba en la iniciativa y durante el resto del duelo, no había pitos ni quejas, solo fuerza y empuje. La Romareda en estado puro cumpliendo con su parte.
Le tocaba entonces a los jugadores, que con mucho sufrimiento y esperando hasta el tramo final, también cumplían. El 1-0 de Jair era una auténtica locura en las gradas, pero los propios futbolistas enloquecían de felicidad y emoción. Todos se iban al banquillo a celebrar el tanto unidos, como grupo, con Gabi y el resto de miembros del equipo. Las caras lo dicen todo.
Con el pitido final, la liberación era monumental y el estadio despedía con aplausos y en pie a la plantilla, que se volvía a abrazar.
En definitiva, varias imágenes que hacen seguir creyendo. El Real Zaragoza será lo que quiera su gente, no hay duda. La salvación, como dijo el técnico madrileño, no se entiende sin La Romareda. El próximo sábado, a por más.