
Carlos Scholz interpreta a Luis I en 'La vida breve'. Foto: Movistar
'La vida breve', la serie sobre el rey pardillo al que España trituró en seis meses
Cristóbal Garrido y Adolfo Valor estrenan este viernes una comedia que mezcla un despampanante diseño de producción con anacronismos de todo tipo para acercar al espectador al reinado de Luis I.
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Antes de Felipe VI, ya hubo un Borbón en España que tuvo que lidiar con un rey emérito y con una esposa que no respondía exactamente a las expectativas de buena parte del pueblo. Fue Luis I, quién ha pasado a la historia por ser el monarca más breve de nuestra historia, ya que tan solo estuvo en el trono seis meses del año 1724.
“Empezamos a investigar la historia de este pardillo del que prácticamente nadie se acuerda y del que hay poco escrito y nos pareció alucinante”, explica Adolfo Valor, que junto a Cristóbal Garrido ha abordado este efímero reinado en La vida breve, que llega a Movistar Plus+ este viernes. “Nos identificamos mucho con la figura del perdedor y Luis es un chaval con unas ilusiones y unos sueños que se truncan de manera patética”.
La historia de esta serie de seis capítulos de algo más de media hora arranca cuando el enajenado Felipe V (Javier Gutiérrez), obsesionado con unos fantasma del pasado -entre ellos, el de su difunta esposa, María Luisa de Saboya- que se manifiestan como sapos imaginarios, toma la decisión de abdicar en su hijo Luis y retirarse a disfrutar de la vida en en el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, algo que su segunda mujer, la conspiradora Isabel de Farnesio (Leonor Watling), no verá con buenos ojos.
El torpe e inepto Luis (Carlos Scholz) acogerá la noticia de su inminente coronación con regocijo, pero pronto se dará cuenta de que las cosas no son para nada cómo esperaba. Empezando por la jovén rebelde con la que le han concertado matrimonio, Luisa de Orleans (Alicia Armenteros).
“No nos ha hecho falta inventar casi nada, porque la historia era muy jugosa”, comenta Cristobal Garrido. “Prácticamente, nos marcaba la estructura de cada capítulo e, incluso, de la propia temporada. Por ejemplo, el acontecimiento del final del capítulo tres, realmente ocurrió, a Luisa la encerraron. Lo que sí hemos tenido que inventar son personalidades”.
En cualquier caso, La vida breve dista mucho de ser un drama de época historicista. Nos encontramos ante una comedia repleta de gags y anacronismo, tanto en el lenguaje como en la banda sonora.
“Queríamos que el espectador de hoy se metiera en la historia y, para ello, pensamos que lo importante no era intentar transmitirlo todo tal y como fue sino hacerlo con pasión”, explica Adolfo Valor. “Los personajes son históricos, pero es nuestra visión de esos personajes. Y con el lenguaje hicimos lo mismo. No queríamos ni muchísimo menos que fuera chabacano. Queríamos jugar con esos contrastes entre lo elevado y lo bajo, porque nos dimos cuenta de que a lo largo de la historia es algo que define a los reyes. Podían recibir a ministros, a duques, a Papas, pero después eran bastante zafios en la vida privada”.
En contraste con estos anacronismos, el diseño de producción de La vida breve es absolutamente deslumbrante, gracias al cuidadísimo vestuario y, sobre todo a los impagables escenarios. Mediante un acuerdo de colaboración con Patrimonio Nacional el rodaje se desarrolló en localizaciones como el Palacio y Jardines de la Quinta del Duque en El Pardo, el Palacio Real y los Jardines de Aranjuez en Madrid o en el Palacio Real y Jardines de la Granja de San Ildefonso, en Segovia.
“Como somos muy ingenuos, siempre pensamos que íbamos a poder rodar en estos palacios, que íbamos a ir y nos iban a abrir las puertas de par en par”, comenta Garrido. "Es verdad que Patrimonio nos lo ha acabado poniendo bastante fácil, porque con una comedía de este estilo nos podían haber puesto alguna pega. Y todo lo contrario. Básicamente, nos pidieron que no rompieramos los jarrones. Desde luego, si hubiéramos rodado en plató la serie hubiera sido otra cosa, no sé si mejor o peor, pero otra cosa. Y rodar en estos palacios no permitía tomarnos muy en serio el universo de la serie. Aunque sea una comedia, queríamos que la puesta en escena fuera la de un drama”.
“Steven Martin decía que el caos dentro del caos no es gracioso”, aporta Valor. “Es el caos dentro del orden lo que es gracioso. Por eso, los hermanos Marx van a la ópera o las carreras de caballos en Ascot, sitios muy serios. Y eso es lo que buscábamos: que el palacio fuera imponente, que las audiencias reales fueran muy serias y que, en mitad de eso, pasara algo disparatado”.
Brillan tanto los palacios de La vida breve como su reparto, tanto sus cuatro protagonistas como una camarilla de divertidos secundarios. Pero es el trabajo de Javier Gutiérrez lo que permanece en la retina. Los creadores de la serie ya le habían reclutado en su anterior trabajo para Movistar Plus+, Reyes de la noche (2021).

Javier Gutiérrez y Leonor Watling en La vida breve. Foto: Movistar
“¿Qué actor puede pasar por esos niveles de patetismo y enfermedad y, al mismo tiempo, ser divertido y dar mucha pena?”, se pregunta Garrido. “Hay pocos actores que puedan ofrecer en todos esos estados tanta verdad. Interpretar a un borracho es muy difícil porqué es fácil que se te vea el cartón, y hacer de loco y que no provoque rechazo y que le quieras creer y ayudar, es muy complicado. Javier proyecta ese tipo de empatía”.
En definitiva, Garrido y Valor estrenan una divertida comedia que nos recuerda un episodio casi olvidado del pasado que resuena en el presente. “Durante la serie se plantea la pregunta de para qué sirve un rey”, comenta Valor. “Y es algo con lo que se da de morros el propio Luis cuando llega al trono, que se da cuenta que apenas tiene margen de acción. Hay algo que pesa más que el propio rey, que es la institución. Es ella quién tritura a todos los personajes. Ellos tratan de ser libres, pero es imposible. La corona los devora”.