Concentración en el CHUAC de A Coruña para exigir mayor seguridad

Concentración en el CHUAC de A Coruña para exigir mayor seguridad Quincemil

Opinión

¡No podemos normalizar las agresiones a sanitarios!

El presidente de la Organización Colegial de Enfermería de A Coruña reflexiona sobre la agresión esta semana a un enfermero y exige, al igual que hicieron centenares de sanitarios a las puertas de los hospitales, mayor seguridad para evitar este tipo de sucesos 

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Las primeras líneas de este artículo son para el compañero enfermero que se recupera de sus heridas tras el ataque sufrido el pasado lunes en su centro de trabajo. Vayan desde este espacio generosamente ofrecido por Quincemil nuestra solidaridad y nuestra empatía hacia él, sus familiares y sus compañeros, sentimientos que extendemos al vigilante de seguridad víctima también de ese ataque. Nos alegramos de su recuperación y esperamos volverlos a ver pronto en sus puestos de trabajo. Como indicamos en el comunicado de condena que emitimos a las pocas horas del suceso, estamos a disposición del compañero, y por extensión de todo el colectivo enfermero, para que se haga justicia y se articulen urgentemente las medidas que garanticen la seguridad de las enfermeras en el ejercicio de nuestra labor.

Días después del suceso, seguimos en alerta al tiempo que aumenta nuestra indignación. Las agresiones a las enfermeras no son incidentes aislados ni hechos puntuales. Son una realidad que se repite con una frecuencia alarmante en hospitales, centros de salud y domicilios particulares. Y no. No debemos asumirlas como parte de nuestro trabajo. Nos dedicamos a cuidar y no podemos permitir que se acepte con naturalidad que tengamos que hacerlo con miedo. 

Las estadísticas son preocupantes. En 2023, último año del que se tienen datos oficiales, se produjeron más de 200 agresiones a enfermeras en Galicia, según el Observatorio de Agresiones del Consejo General de Enfermería. En el conjunto de España fueron 2.840 agresiones, un 10 % más que en 2022. Es decir, en España, cada día de 2023, se produjo una media de casi ocho agresiones a enfermeras. Es intolerable.

En 2017 la tasa era de 15,49 agresiones por cada 1.000 profesionales; en seis años, las agresiones han aumentado casi nueve puntos: 24,19 en 2023. Es interesante señalar que el aumento coincide con los denominados años ‘post pandemia’. Los datos no reflejan el total de las agresiones reales. Sabemos que hay una infranotificación de incidentes violentos en nuestros centros sanitarios, especialmente cuando se refieren a insultos y amenazas, porque no se denuncian. De ahí, que desde el Colegio de Enfermería de A Coruña insistamos en la necesidad de denunciar estos hechos, pues una agresión, ya sea física o verbal, que no se denuncia es un hecho que no se conoce, y por tanto, no existe.

Agresiones físicas, verbales, psicológicas, amenazas, insultos empiezan a ser habituales y a minar el bienestar emocional y laboral de nuestras compañeras. Y no hay justificación posible, porque la violencia no es una opción en ningún orden de la vida, y mucho menos si se ejerce contra profesionales que están para ayudar y cuidar. No queremos ser una profesión de riesgo. ¡No podemos normalizarlo!

Para prevenir situaciones violentas en la práctica asistencial diaria y para afrontar la agresión en caso de que se produzca, el Consejo General de Enfermería, del que forma parte el Colegio de Enfermería de A Coruña, ha activado un plan integral, realizado en colaboración con la Policía Nacional. Este plan incluye un curso formativo gratuito, impartido por el Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS), de 20 horas de duración, en colaboración con el equipo interlocutor policial sanitario. En este curso se trabajan aspectos como la normalización de la violencia verbal, la importancia de la denuncia como forma eficaz de prevenir la violencia y técnicas concretas en el ámbito de la comunicación verbal y no verbal, además de tratar la detección precoz de la conducta agresiva.

Pero necesitamos más. Las instituciones deben articular medidas urgentes y contundentes encaminadas a aumentar la seguridad de los profesionales sanitarios, con protocolos de actuación que se apliquen sin vacilaciones, con un régimen de sanciones a los agresores que se conozcan y que sirvan de elemento de disuasión para las personas violentas y, sobre todo, educando y concienciando en el respeto hacia el personal sanitario. La sociedad debe entender que la violencia es un problema de todos. La solución, también.

Avelino Castro 

Presidente de la Organización Colegial de Enfermería de A Coruña.