
Gerard Oms. Foto: BTeam FIlms
Gerard Oms estrena 'Muy lejos': “En los 90 no encontraba referentes 'queer'”
Reconocido 'acting coach', conquistó el Premio de la Crítica y el de mejor actor para Mario Casas en Málaga con la historia de un joven que busca aclarar su identidad sexual.
Más información: Festival de Málaga: 'Muy lejos', la mejor actuación de Mario Casas desde 'Grupo 7'
Gerard Oms (Barcelona, 1983) no olvida algo que le ocurrió el pasado 27 de marzo en el Festival de Cine Español de Nantes, después de la presentación de su primera película, Muy lejos. Un chico que chapurreaba algo de español le tendió una temblorosa mano. Le dijo que no le había confesado su homosexualidad a sus padres y que la película le había dado fuerza para hacerlo.
“Eso es para mí el éxito”, asegura el director. “Que esta película le sirva a una sola persona para mirar a los suyos y decirles lo que es libremente, para ser aceptado y ser feliz”. Muy lejos se basa, de hecho, en las experiencias del cineasta en los Países Bajos, a donde llegó en 2008 con el objetivo de encarar su propia crisis de identidad sexual.
“Me aparté de mi estatus y de mi zona de confort porque necesitaba tiempo y anonimato para aceptar mi homosexualidad, y eso tenía que hacerlo lejos porque me daba miedo”, explica Oms, que debuta en la dirección tras una nutrida trayectoria como acting coach con intérpretes como Mario Casas, Ana Wagener y Bárbara Lennie, además de haber colaborado íntimamente en los proyectos de Neus Ballús.
Fue precisamente Mario Casas quien animó a Oms a escribir esta historia. “Él creía que había en mí un talento y una mirada y que podría dirigir. Y me dijo que si él encajaba en la historia, pues qué haría la película”. Buen ojo el de Casas, que ha logrado con Muy lejos el premio al mejor actor en el Festival de Málaga.
En el filme, interpreta a Sergio, un hincha del Espanyol que inopinadamente decide quedarse en Utrecht tras acudir a un partido de su equipo con su familia. A partir de entonces, tendrá que sobrevivir sin dinero, sin amigos, sin casa y sin hablar el idioma, hasta que se encuentre a sí mismo.
Pregunta. ¿Por qué apostó por una historia tan personal?
Respuesta. En la España de los 90, yo miraba al mundo y no veía referentes queer sanos para un chaval de 10 años. En la televisión, se reían de los personajes que pertenecían al colectivo. En el cine, veías a Tom Hanks morir de sida en Philadelphia (Jonathan Demme, 1993). De hecho, el peluquero de mi barrio falleció de esta enfermedad en el 92, fue el primer entierro al que acudí en mi vida. Por eso temía decirle al mundo que era homosexual, porque lo que veía que le pasaba a la gente que lo hacía no era bonito. Me interesaba por tanto crear este referente, porque si yo hubiera tenido algo así quizá no hubiera tardado 25 años en salir del armario. Y, como yo, tantas otras personas de mi generación.
P. ¿Cómo trabajó el papel con Mario Casas?
R. Para mí, la película es un late coming of age, porque va sobre alguien que empieza a vivir de forma tardía todo aquello que en la adolescencia no se permitió por miedo. Así que intentamos buscar al adolescente que hay en Mario. Era un lugar tierno, muy vulnerable, muy frágil, muy limpio del personaje que ha desarrollado en público. Y eso nos daba una pureza, una grieta donde supuraban cosas muy bonitas como la duda, la contradicción…
»Luego, a nivel más técnico, pactamos que él nunca tuviera el guion. En un momento dado, fui yo quien se lo leí y lo comentamos escena a escena. Hasta la semana antes del rodaje, que estuvimos ensayando algún momento más específico, él no tocó texto. La confianza de Mario fue plena, desde un amor y una inconsciencia también.
P. ¿Qué buscaba a nivel visual en Muy lejos?
R. La película está rodada cámara en mano, siempre en movimiento, porque quería ir al ritmo de la vida. De ahí que también tiráramos mucho de planos largos, algo que agradecieron los intérpretes, porque podían dibujar el arco de la escena. Además, la imagen se asimila a cómo ven nuestros ojos. Buscaba un realismo sin artificio. A veces cortaba para acelerar el ritmo, pero hay mucho plano secuencia.
»En cuanto a los encuadres, básicamente quería desmembrar al personaje, ponerlo en medio de los grupos, que se mezclara con el mundo y lo perdiéramos de vista. Básicamente, esto pasaba por alejarlo del centro. Había que ‘descuadrar’ a Sergio, ponerlo en los márgenes, que es donde están el resto de personajes.
Una película generacional

Mario Casas interpreta a un seguidor del Espanyol
P. ¿Por qué decidió mantener la ambientación en 2008?
R. Si la hubiera traído al presente, hubría cambiado una barbaridad. En primer lugar, en 2008 el colectivo LGTBI+ empezaba a sacar la cabeza en cuanto a visibilidad y en los últimos 15 años ha habido una gran evolución en este sentido. Por otro lado, es una película generacional, quería retratar de donde veníamos aquellos jóvenes que tuvimos que irnos de España para buscar una vida mejor en el norte de Europa por culpa de la crisis económica.
»Además, es una película de época, y eso me gusta mucho porque ya podemos mirar aquellos años con cierta nostalgia. Y los smartphones todavía no estaban tan popularizados, lo que favorecía que el personaje se pudiera aislar y esconder mucho mejor.
P. ¿Buscaba insertar su filme en el cine social europeo?
R. Sí, evidentemente. Tengo devoción por los hermanos Dardenne, de su primera a su última película. Es un cine con el que vibro. Cuando imaginaba a qué se parecería una película dirigida por mí siempre pensaba en ellos o en Ken Loach. Es un cine que está atravesado por una cuestión de clase, en donde se reflexiona sobre la imposibilidad de desprenderse del lugar en el que nacemos, que nos marca para siempre.
»Todo ello está en Muy lejos, y también la experiencia de ser inmigrante. En ese sentido, todo lo que sucede en el filme es muy parecido a lo que me sucedió a mí. Yo no he estudiado cine, me he acercado al oficio a partir de la observación, de acercarme a las personas y tomar trozos de vida. La película intenta ser un espejo de lo que viví.