El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronuncia un discurso sobre los aranceles en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronuncia un discurso sobre los aranceles en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington. Carlos Barria Reuters

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"Europa nos estafa" y otras 7 frases de Trump en la declaración de guerra económica de EEUU al mundo

El mandatario republicano inaugura un nuevo paradigma en el comercio internacional cargando contra enemigos y aliados: "Durante décadas, nuestro país ha sido saqueado, saqueado, violado y expoliado por naciones cercanas y lejanas".

Más información: Trump impone aranceles del 20% a la UE y del 34% a China para lograr la "independencia económica" de EEUU

Á. Escalonilla
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Todas las miradas estaban puestas ayer en la Rosaleda de la Casa Blanca. Desde el jardín del Ala Oeste, Donald Trump había prometido hacer un anuncio importante, un anuncio con repercusiones globales. Y no defraudó, al menos en este sentido. El presidente de Estados Unidos confirmó, show mediante, aranceles del 25% a los vehículos fabricados en el extranjero y un gravamen confeccionado a la medida de cada país, incluido uno del 34% para China y otro del 20% para la Unión Europea, que, a expensas del pronunciamiento de la Comisión, tiene preparada una respuesta equivalente sobre una serie de importaciones de Estados Unidos que ascendería hasta los 26.000 millones de euros, según las previsiones.

Las medidas del Ejecutivo comunitario tendrían efecto a partir de la próxima semana, mientras que los aranceles estadounidenses, según confirmó ayer el propio Trump, entraron en vigor esta misma madrugada.

No hay aliado tradicional que se libre. Israel, 17%. Reino Unido, 10%. Japón, 24%. Corea del Sur, 25%. India, 26%. Taiwán, 32%. Aunque el silencio de Trump sobre la Rusia de Vladímir Putin y los vecinos de México y Canadá, que no figuran en la tabla de damnificados, generaron dudas. La versión oficial, que ofreció poco después el secretario del Tesoro, Scott Bessent, es que Rusia no está en la lista porque "no comerciamos con Rusia, está sancionada".

El mandatario republicano, en cualquier caso, anunció que todos los países que quieran vender en Estados Unidos tendrán un arancel base del 10% para casi todos sus productos. Así que ese 10% se puede interpretar como el gesto más amable que se puede esperar de la Casa Blanca con socios y adversarios, ya sea para la Argentina de Javier Milei, la Ucrania de Volodímir Zelenski o el Irán de los ayatolás.

Trump había bautizado el miércoles como "el día de la liberación". Como el día de la "independencia económica" de Estados Unidos. Un día señalado en el calendario para sepultar el comercio mundial bajo el alud arancelario. ¿El objetivo? Recuperar el dinero que, sostiene, han perdido durante las décadas en las que ha estado vigente este modelo liberal de importaciones y exportaciones. Un modelo promovido por su propio país.

El mandatario republicano dejó a su paso un reguero de declaraciones que condensaron un cambio de época en materia de comercio internacional. Y no sólo eso, sino que además reafirmaron su desprecio por los aliados tradicionales de Estados Unidos y su deriva aislacionista. "Los déficits comerciales ya no son meramente un problema económico. Son una emergencia nacional", avisó.

"El 2 de abril de 2025 será recordado para siempre como el día en que renació la industria estadounidense, el día en que se reclamó el destino de Estados Unidos y el día en que comenzamos a hacer que Estados Unidos volviera a ser rico de nuevo", arrancó Trump su alocución ante la plana mayor del Gabinete, aunque con la sonada ausencia de Elon Musk. "Y va a ser un día que, con suerte, recordaréis en los próximos años. Y diréis: 'Sabéis, tenía razón. Este ha resultado ser uno de los días más importantes de la historia de nuestro país'". Era su forma megalómana de decir que inaugura —o al menos pretende inaugurar— un nuevo tiempo.

"Durante décadas, nuestro país ha sido saqueado, saqueado, violado y expoliado por naciones cercanas y lejanas, amigas y enemigas por igual", se victimizó el mandatario estadounidense, que colocó en lo más alto de la lista de afectados por los aranceles tanto a China, su máximo adversario geopolítico, como a la Unión Europea, una aliada hasta hace apenas unos meses. Trump, en este sentido, no discrimina. Percibe a los dos como agentes hostiles con los que compite. "Nos estafan. Es tan triste de ver. Es tan patético", remachó en alusión a ambos.

"Vamos a cobrarles un 20%, así que esencialmente les cobramos la mitad", añadió sobre los Veintisiete el presidente de Estados Unidos. En lo relacionado con Pekín, Trump reconoció tener "un gran respeto" por el presidente chino Xi Jinping, pero acusó a su país de haber estado "aprovechándose tremendamente" del comercio con Estados Unidos.

"Les cobraremos aproximadamente la mitad de lo que ellos nos cobran y nos han estado cobrando. Por lo tanto, los aranceles no serán una reciprocidad completa", explicó a la audiencia Trump, que puntualizó en este sentido que la cifra incluye "la tasa combinada de todos sus aranceles, barreras no monetarias y otras formas de engaño". El impacto para los países será, por tanto, mayor de lo que dejan entrever los porcentajes que aparecen en la lista.

"Estados Unidos no puede seguir con una política de rendición económica unilateral... Tenemos que cuidar de nuestra gente, y vamos a cuidar de nuestra gente primero", subrayó el mandatario republicano, que volvió a dejar claro que "no hay aranceles si construyes tu producto aquí mismo, en Estados Unidos". Una idea que ha repetido hasta la saciedad desde que regresara a la Casa Blanca.

"En los próximos días, habrá quejas de los globalistas, los subcontratistas, los intereses especiales y las fake news... No olvidemos nunca que todas las predicciones que nuestros oponentes han hecho sobre el comercio en los últimos 30 años han demostrado estar totalmente equivocadas", zanjó. Era su forma particular de desafiar a los críticos. No habrá ni cesiones ni disposición a admitir los errores que, de un tiempo a esta parte, vaticinan la mayoría de los analistas. No importa. Trump quiere imprimir definitivamente su sello a la época.