Excavadoras y perforadoras trabajan en la mina de cobre y cobalto de Tenke Fungurume, al noroeste de Lubumbashi, en el sur del Congo.

Excavadoras y perforadoras trabajan en la mina de cobre y cobalto de Tenke Fungurume, al noroeste de Lubumbashi, en el sur del Congo. Jonny Hogg Reuters

África CONGO

Trump recibe del Congo una oferta difícil de rechazar: minerales críticos a cambio de derrotar a los rebeldes del M23

La oferta llega en un momento en que Trump ha puesto los minerales estratégicos en el punto de mira de su segundo mandato, con un Elon Musk que declaró el litio como "el nuevo petróleo" del siglo XXI.

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El presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, ha ofrecido al Gobierno de EEUU un acuerdo geopolítico de gran calado: acceso directo a minerales críticos como cobalto, litio, cobre y tántalo a cambio de un compromiso formal de seguridad. Tshisekedi busca alcanzar un trato que permita a su país derrotar al grupo rebelde M23, una fuerza insurgente respaldada por Ruanda que ha avanzado en el este del territorio congoleño.

La oferta fue presentada en una carta enviada el 8 de febrero al presidente Donald Trump, en la que Tshisekedi propone que el recientemente creado Fondo Soberano de EEUU -una iniciativa impulsada por Trump para financiar inversiones estratégicas-obtenga derechos mineros en el país africano a cambio de asistencia militar: "Nuestra asociación brindaría a Estados Unidos una ventaja estratégica al asegurar minerales críticos para su industria tecnológica y energética", escribió Tshisekedi en la misiva, como adelantó The Wall Street Journal.

El grupo M23, formado principalmente por combatientes tutsis y con vínculos históricos con el Gobierno ruandés, ha logrado recientemente una serie de victorias militares frente al ejército congoleño, tropas de Naciones Unidas y mercenarios privados, ocupando ciudades clave en la región minera oriental del país.

Mientras tanto, el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU ha recibido la propuesta a través de un intermediario (un banquero vinculado a empresas mineras en el Congo) y ya ha iniciado las primeras conversaciones.

El mismo día en que se produjo una reunión sobre el tema, el Departamento del Tesoro estadounidense anunció sanciones contra el ministro ruandés de Integración Regional, James Kabarebe, y contra el portavoz del M23, Lawrence Kanyuka Kingston, por su implicación en el conflicto congoleño. Aunque dichas sanciones estaban preparadas desde antes, su sincronización ha sido vista como una señal de respaldo al gobierno de Kinshasa.

Ruanda niega apoyar militarmente al M23, pero informes de la ONU han documentado la presencia de unos 4.000 soldados ruandeses en territorio congoleño y el contrabando de al menos 150 toneladas de coltán desde zonas controladas por los rebeldes.

En paralelo a la oferta a Trump, Tshisekedi mantiene negociaciones con Erik Prince, el controvertido empresario militar y aliado del expresidente estadounidense Joe Biden. Prince, fundador de la antigua empresa de seguridad Blackwater, estaría estudiando llegar a un acuerdo para ayudar al gobierno congoleño a controlar los ingresos fiscales derivados de la minería.

Según fuentes oficiales occidentales y congoleñas, Prince proporcionaría apoyo logístico y de seguridad para evitar la evasión de impuestos entre exportadores mineros, en un momento en que los ingresos del Estado por este concepto han disminuido drásticamente.

La figura de Prince genera polémica. Con un historial marcado por su participación en la guerra de Irak -donde sus contratistas asesinaron a civiles- y por propuestas cuestionables como la reciente idea de usar contratistas privados para combatir a los hutíes en Yemen a cambio de petróleo, su implicación en el Congo ha sido puesta en tela de juicio.

Los minerales que alberga el subsuelo congoleño son fundamentales para la transición energética global. El litio y el cobalto son materias primas esenciales para baterías de vehículos eléctricos, mientras que el tántalo y el coltán son cruciales en la fabricación de microchips, smartphones y centros de datos.

Compañías estadounidenses como Apple, Intel, HP y Tesla dependen en parte de estos minerales, muchos de los cuales provienen del Congo, a menudo extraídos en condiciones peligrosas y con implicaciones humanitarias.

El propio Elon Musk ha calificado al litio como "el nuevo petróleo", y Trump ha hecho del acceso a recursos naturales una prioridad de su segundo mandato, según indican diversas acciones diplomáticas recientes en Irak, Venezuela, Ucrania y hasta Groenlandia, a la que se ha referido como un territorio estratégico por sus reservas de minerales raros.

Desde Kinshasa, una portavoz presidencial resumió la intención del acuerdo: "Es de interés mutuo que empresas estadounidenses como Apple y Tesla compren minerales directamente en el Congo y liberen el potencial de nuestra riqueza mineral para el beneficio de todo el mundo".

Si el acuerdo se concreta, marcaría un giro significativo en la relación entre EEUU y el Congo, y ofrecería un nuevo modelo de alianza basada en intereses estratégicos y recursos naturales.

Sin embargo, también podría abrir la puerta a nuevas tensiones en la región de los Grandes Lagos, donde Ruanda y Uganda compiten por influencia y riqueza mineral, mientras Naciones Unidas intenta contener un conflicto que ya ha dejado millones de muertos y desplazados desde los años noventa.