
Santiago Niño Becerra, economista español.
Niño Becerra, economista, alerta sobre el futuro de las pensiones: “O reformamos ya o el sistema colapsará"
Santiago Niño Becerra advirtió que, sin reformas urgentes, las futuras generaciones no tendrán una jubilación digna.
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El debate sobre las pensiones vuelve a encenderse en España. Lo que antes era una preocupación lejana, ahora es una realidad palpable para millones de trabajadores que ven cómo su futuro económico se torna incierto.
La combinación de una población cada vez más envejecida, salarios bajos y precariedad laboral está debilitando la base sobre la que se construyó el sistema público de pensiones.
Y frente a este escenario, algunos expertos lanzan un mensaje claro: o se actúa con reformas profundas, o las consecuencias serán inevitables.
Peligra el modelo de pensiones
Uno de los analistas más contundentes en esta materia es el economista Santiago Niño Becerra. Conocido por sus intervenciones directas y sin rodeos, Becerra no duda en afirmar que el modelo actual de pensiones es insostenible a medio plazo.
En una intervención en la televisión catalana, advirtió que el sistema “no se podrá sostener si no se introducen cambios estructurales profundos”. Según sus análisis, las prestaciones bajarán, la jubilación se retrasará y será más difícil acceder a la pensión anticipada.
Uno de los argumentos que más se repite en redes sociales es que los pensionistas actuales son responsables del deterioro salarial que sufren los jóvenes. Se sostiene que el dinero destinado a sostener el sistema de pensiones impide una mejora en los sueldos.
Sin embargo, Niño Becerra desmintió esta idea: “No hay una relación directa entre las pensiones actuales y los sueldos bajos”. Para él, el verdadero problema está en cómo afectarán los salarios precarios actuales a las pensiones del futuro.
El economista insistió en una verdad que, según afirma, muchos prefieren ignorar: “Quien hoy cotiza poco, cobrará poco mañana. Es así de simple”, expuso.
Esta realidad amenaza con empobrecer a una buena parte de la población jubilada en las próximas décadas, sobre todo a las generaciones más jóvenes, que han entrado al mercado laboral con condiciones mucho peores que sus predecesores.
Una falta de confianza
Este mal pronóstico se ve reforzado por otro factor: la creciente desconfianza de los ciudadanos hacia el sistema. Niño Becerra presentó un gráfico cuyos datos muestran cómo laconfianza en el futuro de las pensiones disminuye con la edad.
Entre los menores de 34 años, la percepción de que no podrán disfrutar de una pensión digna es mayoritaria. Pero la preocupación no es exclusiva de los jóvenes: incluso entre los mayores de 60 años, uno de cada tres duda de que podrá seguir cobrando su pensión en el futuro.
A esta falta de confianza se suma la delicada situación financiera de la Seguridad Social, que arrastra una deuda de 700 millones de euros.
Para Niño Becerra, esta cifra es una señal clara de que el modelo actual necesita una transformación urgente. “Así no se puede sostener en el tiempo”, adviertió. Si no se actúa, el sistema se verá desbordado.

Ante este panorama, Niño Becerra planteó una serie de medidas que, aunque impopulares, considera necesarias. La primera es cambiar el método de cálculo de las pensiones, de forma que se tenga en cuenta toda la vida laboral del trabajador, y no solo los últimos 35 años.
Esto, en la práctica, reducirá el importe de muchas pensiones, ya que en los primeros años de carrera profesional los sueldos suelen ser más bajos.
Otra reforma que considera inevitable es el retraso de la edad de jubilación. “Trabajaremos más años, no hay alternativa”, sentenció.
También se endurecerán las condiciones para acceder a la jubilación anticipada, con penalizaciones más severas para quienes quieran retirarse antes de la edad legal establecida.
Estas medidas, aunque necesarias, podrían tener un fuerte impacto social. En particular, los trabajadores que desempeñan labores físicas o que están expuestos a condiciones exigentes podrían verse gravemente perjudicados por una edad de jubilación más tardía
Al mismo tiempo, la reducción de las pensiones puede provocar un aumento de la pobreza entre la población mayor. “Las reformas serán dolorosas, pero imprescindibles”, reconoció el economista. El mensaje final de Niño Becerra fue tan claro como contundente: el tiempo se agota.
El sistema necesita una transformación profunda si quiere sobrevivir. Y si no se toman decisiones pronto, el precio lo pagarán las próximas generaciones. “O reformamos ya, o el sistema colapsará. No hay margen”, concluyó.