Montaje del presidente electo de EEUU, Donald Trump, con un parque eólico marino de fondo.

Montaje del presidente electo de EEUU, Donald Trump, con un parque eólico marino de fondo. Invertia

Observatorio de la Energía

La eólica marina sufre un fuerte recorte de previsiones en EEUU por la 'presión Trump' y busca oxígeno en Europa

Wood Mackenzie reduce en un 40% su previsión a cinco años para nuevos proyectos eólicos en Estados Unidos.

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La cruzada personal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra la energía eólica marina está socavando las previsiones de crecimiento de esta tecnología en el país. Mientras consultoras especializadas y firmas financieras alertan sobre el complejo panorama que enfrenta el sector, las grandes compañías del Viejo Continente buscan refugio en Bruselas.

Wood Mackenzie ha reducido en un 40% su previsión a cinco años para nuevos proyectos eólicos en Estados Unidos. Según su informe más reciente, se espera la instalación de 45,1 gigavatios (GW) de nueva capacidad eólica hasta 2029: 6,6 GW en instalaciones offshore, 33 GW en parques terrestres y 5,5 GW procedentes de repotenciación. Las estimaciones anteriores contemplaban un total de 75,8 GW en ese mismo período.

En sus primeras semanas en la Casa Blanca, Trump emitió una orden para pausar los nuevos arrendamientos y permisos federales de proyectos eólicos marinos. En sus propias palabras, estas instalaciones "ensucian" y son como "basura en un campo".

Una animadversión que no llegaba de nuevas. De hecho, las críticas públicas de Donald Trump a estas instalaciones se remontan a más de una década atrás, cuando intentó, sin éxito, impedir la construcción de un parque eólico marino frente a uno de sus campos de golf en Escocia.

"Los proyectos actuales en construcción probablemente se completarán, pero los proyectos anunciados enfrentarán mayores desafíos a medida que los promotores reevalúen sus estrategias y la rentabilidad de los proyectos", advierte Stephen Maldonado, analista de investigación de Wood Mackenzie.

No obstante, desde la firma Jefferies incluso apuntan que los proyectos en curso no están completamente asegurados. En particular, ponen de ejemplo la fragilidad del proyecto eólico marino Coastal Virginia, de Dominion Energy, que ya ha alcanzado un 50% de avance en su construcción.

Este desarrollo enfrenta impugnaciones legales que cuestionan la validez de su evaluación ambiental, alegando que no se analizaron adecuadamente los riesgos acumulativos para la fauna marina, incluida la ballena franca del Atlántico Norte, una especie en peligro de extinción.

En medio de las tensiones geopolíticas que ha generado la Administración Trump y las malas perspectivas para esta tecnología, el sector eólico busca el apoyo de la Comisión Europea. Rasmus Errboe, CEO de Orsted y vicepresidente de la patronal europea Wind Europe, ha pedido a Bruselas que haga más para apoyar a una industria en riesgo de una "espiral descendente".

De hecho, Wind Europe ha pedido en una misiva a los gobiernos que subasten al menos 100 GW de nueva capacidad offshore entre 2031 y 2040, mediante contratos estables y predecibles, como los Contratos por Diferencia bilaterales (CfD). A cambio, la industria se compromete a reducir los costes de la eólica marina un 30% hacia 2040 y asegurar inversiones en capacidad industrial, personal y fabricación.

Cancelaciones, retrasos y despidos

Las grandes multinacionales especializadas en energía eólica marina están revisando sus planes en Estados Unidos, en un contexto dominado por la incertidumbre y los retrasos en sus proyectos. De hecho, la propia Orsted también alertó de un "impacto significativo" en el coste de sus proyectos en EEUU debido a la reciente imposición de aranceles de Trump.

En este frágil contexto, la alemana RWE ha despedido a casi 100 empleados de su sector eólico marino en EEUU y Corio Generation, una empresa de cartera independiente de Macquarie Asset Management, planea reestructurar su negocio para centrarse en una cartera de proyectos más pequeña.

Los retrasos también están a la orden del día. Community Offshore, la alianza entre RWE y National Grid, ha condicionado el inicio de su proyecto eólico marino en Nueva York a la obtención de un certificado estatal (OREC), cuya adjudicación se espera para 2025. Mientras tanto, en Massachusetts y Rhode Island, las eléctricas han retrasado hasta el 30 de junio la firma de contratos con desarrolladores de la convocatoria de 2023.

Cabe recordar que la energía eólica marina ya enfrentaba una desaceleración antes de que el presidente Donald Trump iniciase esta cruzada. El mercado eólico en EEUU fue el más pequeño en una década el año pasado, con la instalación de 5,2 GW, en comparación con los 7 GW en 2023.

Las instalaciones eólicas casi habían duplicado esa cantidad en 2021 y 2022, antes de la esperada expiración de un crédito fiscal federal para energías limpias, que luego fue extendido por una década en la Ley de Reducción de la Inflación en agosto de 2022.

"Aunque esperamos que el mercado se recupere en cierta medida, la incertidumbre continua sobre la política futura de la energía eólica en EEUU y las presiones económicas probablemente limitarán el crecimiento a corto plazo en comparación con los pronósticos anteriores, a pesar de la demanda sostenida de electricidad", sostienen desde Wood Mackenzie.