
Mural de Diego Armando Maradona ubicado en Buenos Aires Europa Press
Comienza el juicio por la muerte de Maradona: siete acusados y las claves de las últimas dos semanas de Diego
El juicio por la muerte de Maradona expone 14 días de negligencia médica y decisiones fallidas que sellaron el destino del icono del fútbol.
Más información: Las últimas horas de Maradona antes de morir: "Su depresión creció al ser encerrado en su cuarto"
Este martes se inicia el juicio por la muerte de Diego Armando Maradona. La controversia se centra en la actuación de los profesionales responsables de la atención domiciliaria del mito argentino, quienes ahora deberán responder ante la Justicia por presuntas omisiones en el cuidado de uno de los íconos del fútbol mundial.
El proceso judicial pone sobre la mesa la acusación de "homicidio simple con dolo eventual", un término que indica que, si bien no hubo intención directa de causar la muerte, los acusados sabían que su inacción podía resultar fatal.
El juicio se enfoca en los hechos ocurridos durante un periodo crítico de 14 días, que transcurrieron entre el alta hospitalaria y el trágico fallecimiento de Maradona. Siete de los ocho profesionales que lo atendieron están imputados, y se les acusa de haber incumplido con los deberes inherentes a sus cargos, lo que pudo haber contribuido a una "situación de desamparo".
La autopsia determinó que el astro murió por un "edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada", pero los fiscales sostienen que las negligencias en el seguimiento médico fueron determinantes en el desenlace fatal.
Los 14 días críticos
Tras ser operado de un hematoma subdural en la Clínica Olivos, Maradona fue dado de alta el 11 de noviembre de 2020. La decisión fue trasladarlo a un entorno doméstico, en lugar de continuar su recuperación en un centro especializado. La casa elegida, situada en un barrio cerrado de Benavídez en Tigre, se transformó en el escenario de una internación que, desde sus inicios, mostró notorias deficiencias.
A pesar de contar con elementos básicos como gasas, sueros y botellas de agua, el lugar carecía de equipos críticos para emergencias, como un desfibrilador o un tubo de oxígeno, evidenciando un plan de cuidados muy por debajo de lo necesario para un paciente en estado delicado.
El hogar, de dos plantas, albergaba una sala que conectaba a la cocina mediante un biombo, y fue allí donde se estableció lo que se denominó 'sala de internación domiciliaria'. Las indicaciones médicas se anotaban en un papel que colgaba de la nevera, mientras que la medicación se almacenaba en un tupper que se movía de sitio para evitar que, en algún arranque, el paciente se automedicara.
Durante estos días, Maradona se mostró reacio a levantarse, a recibir visitas e incluso a comer, lo que intensificó la incertidumbre y el riesgo de una atención insuficiente en un entorno improvisado.
La coordinación del tratamiento se complicó aún más debido a la negativa del propio Maradona a permitir el ingreso directo de algunos profesionales a su habitación. Ante esta situación, los enfermeros dependían del sobrino Jonathan Espósito y del asistente personal Maximiliano Pomargo, quienes, junto a un escolta, eran los únicos autorizados a ingresar para administrar la medicación.
Las órdenes y cambios en las dosis se registraban en un grupo de WhatsApp establecido por los médicos, pero este sistema a distancia evidenció la fragilidad de un protocolo que no permitía confirmar de forma directa que el exfutbolista recibiera el tratamiento adecuado.
El 25 de noviembre de 2020, la situación alcanzó un punto crítico. A mediodía, en una habitación desprovista de equipos de emergencia, se encontró a Maradona tendido sobre una cama. Su brazo derecho colgaba sin vida, mientras que su pierna presentaba una marcada hinchazón y su abdomen lucía notablemente inflado.
Lo que parecía un estado de reposo se tornó en una emergencia cuando se escucharon gritos y se movilizaron las ambulancias. En cuestión de minutos, la noticia se esparció velozmente. Había muerto el gran mito del fútbol. Esta impactante imagen despertó preguntas sobre las decisiones y omisiones cometidas durante la atención domiciliaria.
El juicio, que se desarrollará en los tribunales de San Isidro —Buenos Aires— y se espera que se extienda por aproximadamente cuatro meses, no solo pretende reconstruir los hechos ocurridos en esos 14 días, sino también establecer la responsabilidad penal de quienes estuvieron a cargo.
Los fiscales argumentan que, a pesar de conocer el riesgo que implicaba la condición de Maradona, el equipo médico optó por omisiones que pudieron haber evitado el desenlace fatal. La opinión de 17 de 22 peritos de la Junta Médica Interdisciplinaria refuerza la tesis de que hubo negligencia en la atención del exfutbolista.
Los siete acusados
Los profesionales acusados en este proceso son siete, y cada uno de ellos tuvo un rol específico en la atención domiciliaria de Diego Armando Maradona. Se les imputa "homicidio simple con dolo eventual", lo que implica que, aunque no actuaron con intención directa de matar, eran conscientes de que su falta de acción podía resultar en la muerte del paciente. Estos son los imputados:
Leopoldo Luque (43 años, neurocirujano): Fue uno de los médicos de cabecera y fue quien impulsó la idea de la internación domiciliaria, a pesar de las claras deficiencias del lugar. Se le acusa de ignorar signos evidentes de insuficiencia cardíaca y de haber falsificado la firma de Maradona en un pedido de historia clínica. Durante la instrucción, afirmó: "La muerte ocurrió en forma inesperada, imprevista, en las horas de sueño sin brindar ninguna posibilidad de tratamiento".

Leopoldo Luque y Diego Maradona
Agustina Cosachov (40 años, psiquiatra): Consultada por Luque en junio de 2020, llegó a ser parte esencial del equipo médico. Se le imputa no haber administrado correctamente la medicación y los psicotrópicos, además de falsear un certificado médico de una visita que, según la investigación, nunca realizó. Su proceder al dictar dosis a distancia y la explicación a la familia sobre que la situación era "la libre y espontánea decisión del paciente" han sido muy cuestionados.
Carlos Díaz (33 años, psicoanalista): Ingresó al equipo el 26 de octubre para abordar el tratamiento de adicciones del exfutbolista. Los fiscales lo acusan de no haber gestionado una internación en un centro de rehabilitación adecuado y de haber manipulado la información que la familia recibía, lo que generó confusión en torno al estado real de salud de Maradona.
Nancy Forlini (56 años, jefa médica de cuidados domiciliarios en Swiss Medical): Encargada de organizar el servicio de enfermería y acompañantes terapéuticos, Forlini declaró en un escrito que "nunca recibí un pedido de internación domiciliaria". Su rol ha sido cuestionado debido a la aparente desconexión entre las decisiones clínicas y la coordinación real en la atención del paciente.
Mariano Perroni (44 años, coordinador de enfermeros de Medidom): Su función era controlar el ingreso y egreso del personal, pero se le acusa de haber completado registros con información inexacta sobre el estado de Maradona y de haberse mostrado indiferente ante la emergencia. Según sus declaraciones, se le informó que el diagnóstico era "por un tratamiento post quirúrgico, un paciente alcohólico y que se automedicaba", lo que, según la Fiscalía, no justifica la falta de acción.
Pedro Di Spagna (52 años, médico clínico): Su presencia en la casa fue muy limitada, ya que realizó solo dos visitas en el transcurso de 14 días. La primera, el 12 de noviembre, incluyó una evaluación y la orden de diversos estudios; la segunda, el 18 de noviembre, se vio truncada por la negativa del paciente a permitirle el control. La falta de seguimiento y verificación de los estudios solicitados le han valido fuertes críticas.
Ricardo Almirón (41 años, enfermero): Encargado de la administración de la medicación, Almirón declaró que su función se limitaba a preparar y entregar las dosis, sin tener certeza de si Maradona llegaba a ingerirlas. La coordinación se hacía a través de intermediarios, lo que evidenció una grave deficiencia en el control del tratamiento.
Es importante destacar que la única profesional que no forma parte de este juicio es Dahiana Madrid, enfermera que solicitó ser juzgada por un jurado en un proceso aparte, previsto para el mes de julio. Del mismo modo que los otros siete acusados, está imputada por un posible delito de "homicidio simple con dolo eventual".

Diego Armando Maradona
La complejidad del caso radica en la cadena de decisiones que se tomó desde el momento en que se optó por la internación domiciliaria. La elección de trasladar a Maradona a un ambiente no preparado para emergencias, la falta de control directo en la administración de medicamentos y la escasa supervisión médica constituyen elementos que, según la Fiscalía, podrían haber evitado el desenlace fatal.
Con casi 200 testigos, entre familiares, abogados, peritos y amigos del exfutbolista, el juicio se perfila como un hito a la altura de lo que representó toda su vida la figura de Maradona.