La televisión tiene la capacidad de mostrar historias que tocan el corazón y a veces nos dejan sin palabras. Esto es lo que sucedió esta tarde en Y ahora Sonsoles, programa en el que los espectadores fueron testigo de cómo cambió la vida de Carlos, quien había convertido las calles de Sevilla en su hogar. 

Carlos tiene 49 años, y su vida ha sido un largo recorrido de dificultades. Acompañado de su perrita Luna, cada día se han enfrentado a la dureza de la vida pidiendo dinero para sobrevivir y recordando momentos de su pasado.

"Llevo varios años sin hablar con mis hermanos. Hoy en día no tengo ni idea si están vivos o muertos", compartió el hombre en un vídeo, con la tristeza de quien sabe que gran parte de su vida ha estado marcada por el alcohol.

Aunque en un principio su historia se viralizó a través de las redes, las imágenes llegaron a uno de sus hermanos, quien contactó con el hombre para informar que su padre había fallecido, dejando una herencia que también le correspondía.

Sonsoles Ónega, presentadora del programa, pudo hablar con los involucrados. A dos cámaras, el magacín de Antena 3 previno un encuentro entre lágrimas de completa alegría.

Para que saliera a la perfección, dos redactores del equipo acompañaron, por un lado, a Jaime y Maite, quienes le dieron la sorpresa a su hermano, que se encontraba con una redactora más y no tenía idea de lo que iba a suceder. 

"Carlos, ¿quieres salir de la calle?", preguntaba Sonsoles Ónega. "Llevo desde el primer día en que me quedé aquí luchando por salir. La calle te destruye mentalmente y ante el resto de la gente eres invisible. Mis hermanos lo que han visto ha sido un Carlos destruido y queriendo recuperar a un padre que lo había abandonado", contestó el hombre lo más sincero posible. 

"¿Usted sabe que tiene derecho a una herencia?", cuestionó Ónega. Carlos no se contuvo y respondió: "Si la muerte de mi padre ha sido provocada por un imprudente y está establecido legalmente que los familiares de sangre perciban ese dinero, me haría muy feliz recibirlo". 

A escasos metros se encontraban Jaime y Maite, dos de sus hermanos. Tras la señal de los reporteros se acercaron por detrás de Carlos para darle una sorpresa. El hombre al ver a sus familiares comenzó a llorar y abrazarlos. Desde plató se encontraba Ónega, quien no pudo contener su emoción. 

Mientras los involucrados se pedían perdón los unos a los otros y se fundían en abrazos, la presentadora se secaba las lágrimas con los dedos. Carlos compartió sus emociones y se disculpó por las situaciones que se vivieron a cuenta de su adicción. 

"Todo fue muy complicado. Después de lo de tu madre, luego lo de papá... ¿Cómo iba a deciros que estoy rehabilitado?", dijo el hombre entre los brazos de Maite. La mujer no pudo resistirse: "Podías hablar con nosotros", contestó. "Nunca me ibas a creer", respondió él.

"No sabes qué alegría, Carlos. Hijo mío, es que lo tienes todo", respondió desde plató la presentadora al ver aquella imagen. Con lágrimas en los ojos, Carlos confesó: "Lo que quiero es trabajar y salir de la calle. Necesito laboralmente sentirme útil. He estudiado hostelería", detalló con la esperanza de encontrar un trabajo estable.

Con estas palabras, el hombre, que llevaba años perdido en las calles, ahora tiene una nueva perspectiva. El apoyo de su familia, la herencia de su padre y su deseo de cambiar, son pilares de una nueva vida. En cuanto a la herencia, de acuerdo a Maite, su parte le ha permitido adquirir ciertos bienes y espera que a su hermano le cambie la vida.

Desde plató, los colaboradores, así como el público que forma parte de cada emisión, no pudieron contener la emoción del resultado de esta historia. "Ahí os dejamos reencontrándose, que mañana tienen día de oficinas", señaló Sonsoles Ónega al ver la escena. 

"Ahí están los ángeles de la guarda. Gracias a esta familia. ¿Ven cómo siempre las historias no siempre acaban mal? Hay veces que terminan muy bien", sentenció finalmente la presentadora ante sus compañeros en esta edición de Y ahora Sonsoles.